Perros callejeros de vacaciones: casi nadie está preparado | Episodio 13
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Tiempo de lectura 11 min
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Los perros callejeros son un tema emocional para muchas personas dedicadas a los perros: lástima, inseguridad, rabia o impotencia se mezclan a menudo cuando nos encontramos con perros sueltos en vacaciones. Especialmente en el sur de Italia, Sicilia o Calabria, caracterizan el paisaje callejero, a menudo en grupos, a veces individualmente, siempre en un modo de supervivencia que parece desconocido en nuestro "mundo doméstico".
En este blog queremos echar una mirada honesta, canina y psicológica: ¿Qué hace tan especiales a los perros de la calle? ¿Por qué se desarrollan estas poblaciones? ¿Y qué significa - para nosotros como viajeros con perros, pero también para los propios perros, si queremos ayudarlos o adoptarlos?
No sólo arrojamos luz sobre los hechos, sino también sobre las ideas erróneas. Y planteamos preguntas incómodas: ¿Cuál es el beneficio real de los proyectos de ayuda? ¿Y dónde empieza y dónde acaba el amor a los animales?
Los perros callejeros rara vez viven solos. Se juntan en grupos, a menudo de forma laxa, flexible, sin vínculos estrechos, como conocemos por el término "manada". Biológicamente hablando, una jauría es una estructura familiar formada por padres y crías. Sin embargo, la mayoría de los perros callejeros no están emparentados entre sí. Por eso los cinólogos suelen hablar de grupos sociales que se reúnen de forma pragmática: Buscar comida, protegerse del peligro, compartir lugares de descanso.
Estos grupos son dinámicos: los perros van y vienen. Una competición feroz y constante consumiría mucha energía y sería peligrosa. En su lugar, surgen jerarquías que suelen caracterizarse por la edad, la experiencia y la presencia, más que por el tamaño corporal o la fuerza.
Para nosotros, como gente de perros, es emocionante cuando nos encontramos con estos grupos con nuestros propios perros. Porque: los perros de la calle tienen una socialización completamente diferente a la de nuestros perros. Suelen ser socialmente competentes, pero muestran claras distancias. No quieren que les acaricien, no quieren contacto - excepto quizás con perras en celo. Muchos ladran por motivos territoriales para mantenernos fuera de su zona.
Cualquiera que entienda el lenguaje canino reconocerá que los perros callejeros no quieren conflictos. Sus señales de advertencia son claras. Se vuelven especialmente peligrosas cuando las ignoramos, nos acercamos a ellos sin pensar o dejamos que nuestros propios perros corran hacia ellos sin control.
Muchas personas con perros subestiman la importancia de su propio comportamiento en estos encuentros. Los perros callejeros no son "agresivos", pero sí muy sensibles. Han aprendido a leer en segundos: ¿Es un peligro? ¿Es un posible alimentador? ¿Alguien que causa estrés?
Por lo tanto:
Corre en arco, no te acerques de frente.
En el lenguaje canino, acercarse directamente al otro es confrontación. Si camina en un arco amplio, esto indica: no estoy estresado. Esto es especialmente importante si tu propio perro reacciona con fuerza ante otros perros con Correa.
No lo mezcle: Sólo aplauda o póngase de pie si es necesario.
Muchos perros callejeros evitan el contacto directo. Si se acercan, suele ser por curiosidad, no por ataque. Aplaudir fuerte, levantar los brazos, "hacerse grande" sólo funciona si se dosifica: demasiado puede agravar la situación porque los perros lo perciben como una amenaza. Menos suele ser más.
Bozal a mano si su perro se muestra inseguro o reactivo.
No por los perros callejeros, sino por su perro. Los perros reactivos suelen sentirse abrumados cuando se acerca un grupo. Un bozal no solo puede tener sentido desde el punto de vista legal (especialmente para los perros catalogados), sino que también puede darte la seguridad que necesitas para seguir teniendo más confianza.
Los perros callejeros son maestros de la comunicación no verbal. En su mundo, ni Collar, ni el nombre de llamada, ni el "siéntate" cuentan. Observan las señales más pequeñas: ¿Cómo tensa los hombros? ¿Hacia dónde apuntan sus pies? ¿Levantas las cejas?
Desde el punto de vista canino, ésta es una diferencia crucial con los perros domésticos: Mientras que muchos perros domésticos están inundados de estímulos humanos en la vida cotidiana y los bloquean, los perros de la calle tienen que estar constantemente atentos. Tienen una "antena fina" para los cambios en su entorno, y precisamente por eso suelen reaccionar mejor a señales corporales claras y tranquilas que a que se les ahuyente frenéticamente.
Psicológicamente importante: su perro también lee la situación. Si usted se agita, se lo transmitirá. Muchos perros reaccionan entonces con excesiva ansiedad o audacia, lo que puede agravar la situación. Respire conscientemente, lleve a su perro detrás de usted, mantenga la calma, vuélvase ligeramente y comuníquele: "Todo está bajo control".
El problema de los perros callejeros en el sur de Europa tiene causas complejas, históricas y sociales. No se trata sólo de individuos irresponsables, sino también de antiguos modelos de cría, falta de esterilización y carencia de estructuras políticas.
Modelos de cría tradicionales
En muchas regiones rurales, los perros siempre se han considerado "animales de trabajo": Perros guardianes, perros de granja, perros de caza, perros de guardia. Estos animales suelen mantenerse aislados, con cadenas, en perreras o en grandes campos. El contacto social, la actividad o el vínculo con los humanos apenas tienen importancia. Cuando envejecen, enferman o quedan inservibles, son abandonados.
Ejemplos:
En España, muchos galgos y podencos se eliminan tras la temporada de caza.
En Grecia y Bulgaria, es frecuente ver perros guardianes de ganado que son abandonados a su suerte en cuanto dejan de ser necesarios.
En Rumanía e Italia, los perros guardianes acaban en la calle porque nadie quiere ocuparse de ellos.
Falta de esterilización: Por qué son cruciales para los perros de la calle
En países como Italia, España o Rumanía, a menudo no se esteriliza a los perros, ni a los domésticos ni a los callejeros. La esterilización se considera tradicionalmente "antinatural" o "innecesaria", sobre todo en el caso de los perros de granja, guardia o caza. En Europa Central, en cambio, se suele decidir individualmente si la esterilización es aconsejable desde el punto de vista médico o de comportamiento para los perros domésticos.
Pero mientras que los perros domésticos intactos viven bajo supervisión humana, puede controlarse el contacto y evitarse la reproducción, la realidad de los perros de la calle es completamente distinta. Los perros sin esterilizar de la calle casi siempre se aparean, a menudo a partir de los seis u ocho meses de edad. Estudios realizados en el sur de Europa estiman que nacen una media de 8-10 cachorros al año por cada perra no esterilizada. Dependiendo de la región, la tasa de mortalidad de los cachorros oscila entre el 30% y el 70%. Esto significa que por cada diez cachorros nacidos, a menudo sólo sobreviven entre tres y cinco, que a su vez vuelven a reproducirse pronto.
Desde el punto de vista veterinario, las hormonas sexuales como el estrógeno, la progesterona y la testosterona desempeñan un papel importante en el desarrollo, el metabolismo y el comportamiento. Por ello, los veterinarios insisten con razón en que la esterilización de los perros domésticos no debe ser un procedimiento rutinario, sino una decisión bien meditada. Sin embargo, en el caso de los perros callejeros, la esterilización es una cuestión de bienestar animal.
Por qué es importante esterilizar a los perros de la calle:
Evita la reproducción incontrolada y, por tanto, la expansión de la población de perros callejeros.
Reduce las enfermedades, por ejemplo, la inflamación del útero, el cáncer testicular y los tumores de mama.
Reduce la agresividad hormonal, el estrés y las peleas en grupo.
Evita que las perras, que a menudo se quedan preñadas dos o tres veces al año sin ser esterilizadas, sufran físicamente un enorme agotamiento.
Perros de caza, perros guardianes de ganado y sus crías en la carretera
En el sur de Europa, muchos perros callejeros tienen dos orígenes principales: Perros de caza y perros guardianes. Estos perros no son "mestizos cualesquiera", sino que portan una herencia genética que condiciona notablemente su comportamiento.
Los perros de caza, como los galgos y podencos (España), suelen ser abandonados tras la temporada de caza si están heridos, "ya no son lo suficientemente rápidos" o simplemente sobran. Estos perros son muy sensibles, tienen un marcado instinto de correr y ver y suelen ser extremadamente tímidos con las personas, sobre todo después de haber sido maltratados.
Los perros guardianes de rebaños como el Maremmano Abruzzese (Italia), el Karakachan (Bulgaria) o las mezclas de Kangal (Grecia/Turquía ) se caracterizan por su cría para el trabajo independiente. Suelen vigilar rebaños sin contacto humano directo, toman decisiones independientes y defienden "su" territorio sin concesiones. Si estos perros son abandonados o se reproducen sin control en los campos, se forman grupos de perros callejeros que pueden ser potencialmente peligrosos para las personas y otros perros, no porque sean "viciosos", sino porque su programa genético está diseñado para la protección y la defensa.
Falta de estrategias políticas: Por qué persiste el problema
El problema de los perros callejeros en el sur de Europa -y también en partes de Europa del Este- no es sólo un "problema de bienestar animal". Es una compleja interacción de política, sociedad, tradiciones ganaderas y falta de recursos.
Muchos países carecen de programas integrales de esterilización porque:
no hay registro obligatorio de animales de compañía,
Las autoridades no disponen de medios para llevar a cabo controles de los propietarios,
el estado no paga a los veterinarios por las castraciones,
y la cuestión apenas es una prioridad política porque rara vez decide las elecciones.
El resultado:
Todavía se compran perros "para la granja" o para cazar, no se castran y se abandonan si no "funcionan".
Los perros callejeros se reproducen sin control.
Los refugios de animales (cuando existen) están superpoblados y a menudo funcionan a un nivel que es más de almacenamiento que de bienestar animal.
Muchas autoridades locales recurren a medidas drásticas a corto plazo, como campañas de matanza, para tener las "calles limpias" antes de grandes acontecimientos.
Falta de coherencia en la formación
Un aspecto clave del adiestramiento con correa es la constancia. Los perros aprenden mediante reglas claras y la práctica repetida. Sin embargo, si no eres coherente y unas veces les dejas tirar de la Correa y otras les corriges, surgirá la confusión.
Esta falta de coherencia significa que su perro no entiende qué comportamiento se espera de él. A largo plazo, los tirones se agravarán porque el perro nunca recibe una orientación clara.
Alto nivel de excitación
Un alto nivel de excitación dificulta que su perro camine tranquilamente con la Correa. Especialmente los perros de líneas de trabajo o con altos niveles de energía, como los Border Collie o los Labradores, reaccionan impulsivamente a su entorno. Cuantos más estímulos -como otros perros, personas o ruidos- reciba su perro, mayor será su nivel de excitación.
La falta de control de los impulsos refuerza aún más este comportamiento. Los perros que no han aprendido a regular su energía tiran impulsivamente hacia su objetivo. Especialmente en momentos como éste, resulta evidente lo importante que es trabajar específicamente el control de los impulsos y ayudar al perro a calmarse.
El bienestar animal en el extranjero es un arma de doble filo: salva vidas, pero no resuelve el problema de fondo. Perros de Rumanía, España (por ejemplo, galgos), Italia, Grecia o Bulgaria son realojados regularmente en Europa Central. Detrás de ellos suele haber personas entregadas y con un gran corazón. Pero es precisamente ahí donde radica el reto:
Muchos perros callejeros están muy especializados en su entorno, son supervivientes, no perros de sofá.
A menudo no tienen un comportamiento social adecuado para la vida urbana en Alemania, Austria o Suiza: La gente, el tráfico, los pisos estrechos, tener que llevarlos con correa, otros perros, olores extraños... todo esto puede agobiarlos enormemente.
Muchos de estos perros sufren estrés crónico, trastornos de ansiedad, agresividad o depresión tras su llegada.
No es raro que acaben de vuelta en el refugio de animales al cabo de unos meses, ahora como "perros problemáticos" difíciles de colocar .
Esto no significa que proteger a los animales en el extranjero sea malo per se. Pero debe hacerse de forma responsable y selectiva. Sólo deben realojarse los perros física y mentalmente aptos. Antes de colocarlos, es necesaria unaevaluación por parte de especialistas experimentados en comportamiento. Porque no todos los perros pueden salvarse con amor, paciencia y una cesta caliente.
La protección de los animales en el extranjero está innegablemente justificada, pero no debe perseguirse a ciegas. No basta con "salvar una sola vida". Lo decisivo es: ¿a quién se ayuda y de forma sostenible?
No todos los perros callejeros son adecuados para una vida en un piso de ciudad, con Correa, con extraños y perros. Los perros guardianes de rebaños, los galgos y los perros de caza, en particular, están genéticamente predispuestos a determinadas tareas y hábitats. Su comportamiento suele estar muy arraigado biológicamente. Trasplantarlos a un entorno completamente distinto sin tener en cuenta estas características conlleva el riesgo de estrés crónico, problemas de comportamiento y una vida infeliz, a pesar de las mejores intenciones.
El bienestar responsable de los animales no sólo significa traer perros a Europa Central. También significa ayudar sobre el terreno:
Proyectos de castración, programas de vacunación, comederos.
Cooperación con las autoridades locales y los veterinarios.
Apoyar campañas educativas para cambiar la mentalidad a largo plazo.
Porque una cosa está clara: la miseria en las calles no acabará si sólo salvamos a los supervivientes más fuertes. Terminará cuando cambiemos las estructuras.